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La maquina de dar la mano.
Hace mucho tiempo, una de las monarquías continentales de mayor relevancia (no estoy autorizado a desvelar cual fue la causante de la situación que ahora nos concierne pues lo impiden las leyes danesas) se enfrentó a un grave dilema de protocolo.
El rey, afectado de una rara enfermedad relacionada con la artrosis, era incapaz de dar el adecuado apretón de manos en las recepciones oficiales, ambas manos sufrían esta afección y le provocaba un profundo dolor realizar dicho gesto.
No pasó demasiado tiempo hasta que un inventor, Johanes Danneman, inventó el ahora famoso “Saludomático”. El aparato en cuestión era bastante sencillo, consistía en un soporte de metal que a determinada altura tenía un emulador de brazo, específicamente diseñado para imitar los apretones de mano del monarca.
El invento fue recogido con recelo, pero pronto se despejó toda nube de sospecha cuando se descubrió que la emulación era perfecta. La prueba de fuego que certificó la eficacia del aparato fue cuando, con los ojos vendados, las infantas probaron primero la mano de su padre y después el Saludomático sin ser capaces de percibir diferencia ninguna.
Pronto el aparato se puso en funcionamiento para gran sorpresa de cuerpos diplomáticos. ¿Seria esto una broma? Teniendo en cuenta la tradición de seriedad del monarca en cuestión, todos los embajadores procedieron con el protocolo como estaba acordado y pasaron por delante del rey que se limitaba a realizar la consecuente inclinación de cabeza al mismo tiempo que el embajador de turno le estrechaba la mano a la máquina.
El éxito fue rotundo. En menos de un mes, todos los embajadores querían tener su propio Saludomático personal para usar en sus propias recepciones. Para este fin emitieron diversas cartas a sus respectivos países en las cuales exponían los motivos por los cuales les era imprescindible tener el aparato. (Algunas aun se guardan en el museo de la autosalutación)
Aquí, empezaron los problemas. El protocolo empezó a resultar un poco extravagante. Decenas de personas portando pesadas máquinas desfilando unas delante de las otras mientras ofrecían sus Saludomáticos para que se saludaran entre si y realizaban sus correspondientes inclinaciones de cabeza.
Por supuesto, y como es sabido, esta situación no duró mucho y de la mano del mismo genio, J. Danneman, surgió la respuesta definitiva. El desplazador de Saludomáticos y el Saludomático Mk.II con módulo de cabeza inclinable.
Gracias a los avances de la ciencia, ahora las reuniones entre altas personalidades pasan directamente a la cena o al evento de entrega de premios. Mientras, decenas de Saludomáticos completan los protocolos en una sala anexa, convenientemente insonorizada, para que no molesten.
Hace mucho tiempo, una de las monarquías continentales de mayor relevancia (no estoy autorizado a desvelar cual fue la causante de la situación que ahora nos concierne pues lo impiden las leyes danesas) se enfrentó a un grave dilema de protocolo.
El rey, afectado de una rara enfermedad relacionada con la artrosis, era incapaz de dar el adecuado apretón de manos en las recepciones oficiales, ambas manos sufrían esta afección y le provocaba un profundo dolor realizar dicho gesto.
No pasó demasiado tiempo hasta que un inventor, Johanes Danneman, inventó el ahora famoso “Saludomático”. El aparato en cuestión era bastante sencillo, consistía en un soporte de metal que a determinada altura tenía un emulador de brazo, específicamente diseñado para imitar los apretones de mano del monarca.
El invento fue recogido con recelo, pero pronto se despejó toda nube de sospecha cuando se descubrió que la emulación era perfecta. La prueba de fuego que certificó la eficacia del aparato fue cuando, con los ojos vendados, las infantas probaron primero la mano de su padre y después el Saludomático sin ser capaces de percibir diferencia ninguna.
Pronto el aparato se puso en funcionamiento para gran sorpresa de cuerpos diplomáticos. ¿Seria esto una broma? Teniendo en cuenta la tradición de seriedad del monarca en cuestión, todos los embajadores procedieron con el protocolo como estaba acordado y pasaron por delante del rey que se limitaba a realizar la consecuente inclinación de cabeza al mismo tiempo que el embajador de turno le estrechaba la mano a la máquina.
El éxito fue rotundo. En menos de un mes, todos los embajadores querían tener su propio Saludomático personal para usar en sus propias recepciones. Para este fin emitieron diversas cartas a sus respectivos países en las cuales exponían los motivos por los cuales les era imprescindible tener el aparato. (Algunas aun se guardan en el museo de la autosalutación)
Aquí, empezaron los problemas. El protocolo empezó a resultar un poco extravagante. Decenas de personas portando pesadas máquinas desfilando unas delante de las otras mientras ofrecían sus Saludomáticos para que se saludaran entre si y realizaban sus correspondientes inclinaciones de cabeza.
Por supuesto, y como es sabido, esta situación no duró mucho y de la mano del mismo genio, J. Danneman, surgió la respuesta definitiva. El desplazador de Saludomáticos y el Saludomático Mk.II con módulo de cabeza inclinable.
Gracias a los avances de la ciencia, ahora las reuniones entre altas personalidades pasan directamente a la cena o al evento de entrega de premios. Mientras, decenas de Saludomáticos completan los protocolos en una sala anexa, convenientemente insonorizada, para que no molesten.
10 comments:
Muy divertido!!!
tengo un fan! tengo un fan!
Dejémoslo en entusiasta lector, no vaya a ser que luego digan, ejem, ya sabes...
JAJAJAJJAJAJAJAJJAJA.
¿Dónde puedo adquirir uno?
A mí también me ha encantado (gracias a zafyro por escribir estos relatos, y también a Marcóticos, por presentarnos esta página desde su blog!)
Pues si, Gracias Marcoticos¡
Me encantan los relatos así de divertidos jejejejeje.
En estos días que no he estado me he dejado alguno sin leer así que voy a retomar la lectura!
Definitivamente los relatos cómicos son mis favoritos. Muy bueno el ritmo de la narración.
Por cierto y ya que nadie opinó¿de donde venía la inspiración de este relato?
AHAHAHAH No me acuerdo!!!! me muero de risa, no se a quien copié para hacer este relato!!!
Bueno, si me acuerdo, prometo ponerlo aquí XD (y si a alguien se le ocurre que lo diga!)
jajajjajajajaa :_)
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