Monday, May 22, 2006

Obsesión

Como tardo en subir el relato que estoy escribiendo, he preparado una muy breve historia, en tono de comedia para no dejar el blog desatendido. Esta si que no tiene nada que ver con la realidad. Como siempre reconocer que la mayoría de los chistes no son de creación propia, la mayoría son originales [al menos yo solo los he escuchado por su boca y en el momento en el que se le ocurrian] de Silhouette.
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Obsesión

Mi novia, bueno mi mujer, es muy obsesiva para según que cosas, pero hay algo que domina su vida, “El señor de los anillos”, la famosa obra de J.R.R. Tolkien. No me quejo, cuando me casé con ella ya sabía esto, pero hay veces que estas manías suyas me sacan de quicio.

El primer indicio lo tuve cuando el día en el que me presentó a sus amigas, dijo “Lo nuestro ha sido como con Legolas”, este comentario provoco miradas tiernas, sonrisas e incluso alguna carcajada. Anduve despistado durante un rato pensando en que me parecía yo a Orlando Bloom hasta que escuche algo que me hizo pedir explicaciones y es que, cuchicheando, dijeron que en la cama yo era como Gimli. Una vez me quedó claro quien era Gimli [El enano feo de la barba] intenté que me explicaran que tenia que ver lo uno con lo otro y que por qué no me sacaban ya a Viggo Mortensen llegados ya a las comparativas. Acabé enterándome que, aunque me consideraban un "hacha" en la cama, definitivamente mi caso no era como para apodarme “trancos” y que lo nuestro, lo que había sido es un “flechazo”. Para que más.

El principal resultado de su manía, aparte de la decoración de la casa y el extensivo merchandising, es que al entrar en casa debo tener mucho cuidado con donde piso. Las amigas de mi mujer (y ella) han desarrollado una equiparación del calendario de la tierra media al nuestro, y a mi mujer le gusta representar lo que ocurre en las novelas a lo largo de mi casa. Es como tener un belén durante todo el año en diferentes puntos de la casa. Así en enero se reúne la compañía del anillo en nuestro salón, en primavera están ya disuelta, y suelo encontrarme la figura de un hombre agonizante lleno de flechas justo en mitad del pasillo, en otoño uno de los balcones del pasillo está plagado de orcos y en octubre o así, Frodo está ya cerca del horno de la cocina mientras el resto de sus compañeros se reúnen en nuestro cuarto de baño a realizar la defensa definitiva del retrete.

Han existido momentos en los cuales he sentido un poco de miedo. No es porque toda la bancada de invitados de la novia vinieran disfrazados de elfos, ni porque la ceremonia tuviera dos partes, la oficial en la que el juez nos declaraba marido y mujer y la no oficial donde todo se decía en élfico y la gente respondía como si supiera hablarlo. Lo que me asustó fue la mirada de mi mujer cuando me puso el anillo. Y es que podría jurar que cuando me lo ponía, susurraba (lo oí claramente) “… un anillo para gobernarlos a todos…”

Intenté sacarla de sus círculos habituales de amistad pero con escaso resultado. Mis amigos y ella tienen algo en común que pensé que podría unirles, una estupenda afición a la cerveza, pero desafortunadamente, no hablan el mismo idioma. En la misma conversación en un bar pasadas las cuatro de la mañana cuando uno de mis amigos me comentaba que parecía que este bar desafiaba la actual legislación (mi amigo habla así), mi mujer pasaba a mi lado mientras bebía más cerveza mascullando algo sobre estar escondidos del Ojo de Mordor.

Los años han pasado y la verdad es que hasta me he acostumbrado un poco a sus rarezas. En algunos casos ya hasta las comparto. Por ejemplo, el visionado y teatralización semanal de la trilogía completa, en versión extendida, de los viernes por la tarde. Aun no me dejan ser ningún personaje principal porque mi pronunciación del Dunedaico no es del todo correcta, pero estoy practicando.


En definitiva. No me quejaré, podría haber sido peor, podría haber sido Indiana Jones y tener que comer, en vez de pan de lembas, sesos de mono.

8 comments:

Anonymous said...

que bien lo has transformado! *-*

(aunque los chistes de Legolas, Gimli y el ojo de Mordor brillaron más en su momento)

besito

Anonymous said...

Estupenda la historia. Reconozco que me encanta el Señor de los Anillos, película y libros (me lo leí ya tres veces)...pero no llego a la obsesión de la mujer del prota!! xDDDD

Anonymous said...

No comprendo a esta gente, góllum, que les cuesta, góllum, tanto diferenciar la fantasía, góllum, de la realidad, góllum. En serio, góllum, son patéticos, góllum.

zafyro said...

El comentario de Mordor ocurrio la noche de Pulp Fiction :P

Anonymous said...

Sólo una puntalización: la lendua de los dunadan (plural dunedain) u hombres altos es el Adunaico, mientras que el dunledino es el hablado por los hombres del mismo nombres seguidores de Sauron.
Y no, no soy uno de los amigos frikis de la prota. Yo no estoy obsesionado con el tema ;)

Anonymous said...

Necesito un grupo de gente aguerrida que defienda mi retrete.

¿Algún voluntario?.

Por cierto Sr. Xixix, aquí todos somos normales como usted. No se preocupe

Luxxor said...

Una de las cuñadas de mi hermano y su marido son así:

-Hablan élfico.
-Al casarse su alianza fue una replica del único de la película(con el interior grabado).
-Se fueron de viaje de novios a Nueva Zelanda a ver los escenarios de las películas.
-A su primera niña le han puesto Arwen Nieves.

...
Me temo que todo lo anterior es cierto y no una broma. Al menos son los dos iguales, tal para cual.

joako said...

Mientras no se les ocurra llamar a su hijo Thor Pedro...

xD por cierto, te vas a quedar pronto sin relatos, últimamente escribo poco así que no hay demasiada reposición de material ;)