Thursday, June 01, 2006

Un diseño Oculto

Este relato es una completa desviación de un ensayo que quería hacer sobre un tema que me pareció fascinante que es la "reflexión interna total", este principio que implica que un haz de luz se reflecta completamente si incide en cierto angulo y cumpliendo unas condiciones específicas, es el que permite a la fibra óptica funcionar como debe. Lo que cuento aquí no se centra principalmente en esto pero es de donde he tomado cierta inspiración. No revelo todas mis fuentes por si alguien quisiera adivinar de donde he robado mi inspiración esta vez.

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Un diseño Oculto

Ante todo presentarme, me llamo Enrique de Diego y Montalbán. Aunque ahora puedo aparecer como una persona instruida y de gran renombre, hasta no hace mucho tempo, mi nombre solo era sinónimo de problemas. Anecdóticamente, la gente paga ahora unas cantidades de dinero bastante elevadas por el privilegio de conocerme, aunque tengan que venir a visitarme al presidio donde actualmente resido.

A pesar de la nobleza que parecen indicar mis apellidos, me crié en los barrios más marginales de la superpoblada Madrid. No hay en mi historial delictivo ningún hueco, nada que haya quedado por hacer dentro de la rama de lo consideraríais como legalmente incorrecto o inmoral. Con el tiempo, quedó patente que no carecía completamente de inteligencia, y fui abandonando los delitos menos productivos y arriesgados. Me convertí en uno de los ladrones de guante blanco más buscados de Europa. Debo decir que la moralidad nunca fue mi fuerte, robaba tanto a unos como a otros, lo único importante era la cantidad sustraída.

Fue durante esta época de mi vida cuando oí hablar de la casa del famoso artista y filántropo Antonio Rodrígues de Nogueraes. Hasta ese momento nunca había tenido verdadero interés por las obras de arte, el mercado negro para estas cosas estaba muy restringido y era bastante fácil que te siguieran el rastro. Pero en este caso, he de reconocer que me sentí poderosamente atraído, tanto por el reto, como por la cantidad económica que podría suponer poseer dicha obra.

Inicié un estudio sobre la vida del artista, que acabó por convertirse en obsesión. Descubrí que durante más de 10 años, desde la muerte del artista, la casa de Don Antonio Rodrigues de Nogueraes había sido un misterio indescifrable. Decían que la vetusta casa del difunto filántropo escondía un secreto de enorme valor, su obra póstuma. Una escultura que superaba a todas las que jamás hubiera realizado, y que por lo tanto superaría en valor a la más excéntricamente cara de sus obras.

A pesar de su apellido, Don Antonio era Español, Manchego y de Toledo, en ese mismo orden, como a él le gustaba repetir una y otra vez cuando era preguntado por sus orígenes. Fue su etapa de adolescente en esta ciudad llena de misterios la que le despertó su inquietud artística por la escultura y desde entonces usó cualquier herramienta que tuviera a manos sobre las sustancias más inverosímiles para completar las esculturas más extraordinarias.

Ya desde el principio de su carrera sus esculturas tuvieron una muy amplia aceptación y no pasó mucho tiempo hasta que su arte fue reconocido a nivel mundial. Empeñado siempre en realizar imposibles, nunca permitió que nada le detuviera en su tarea hasta que lograba su objetivo y desarrolló técnicas vanguardistas en los campos de la ingeniería y de la química que le permitieron esculpir montañas, construir edificios imposibles o tallar estructuras de luz sólida.

La expectativa que causaban sus obras, aumentaba con cada reto que el genial artista conquistaba. El seguimiento que tuvo el anunció de la que ahora se sabe fue su última obra, desbordó todas las expectativas. El artista advirtió que manipularía el más frágil de todos los elementos. Sin embargo, murió repentinamente, sin revelar cual había sido su obra, sobre que elemento estaba realizada, si acaso estaba terminada, y en caso de estarlo, donde se encontraba.

No pasó demasiado tiempo hasta que sus herederos, investigando la herencia que habían recibido, comunicaron al mundo la existencia de unos extraños dispositivos en la Mansión Nogueraes de Toledo. Cientos de investigadores y artistas interesados en desvelar este misterio acudieron como si de una plaga se tratara para intentar resolverlo, pero con escaso éxito. El mito de la obra oculta de Don Antonio, creció tanto que la región empezó a beneficiarse de los miles de turistas que viajaban hasta la ciudad para poder visitar la casa y tal vez desentrañar el misterio.

La casa era casi tan extravagante como lo fue en vida su dueño. Escaleras sinuosas subían pequeños tramos para luego hacerte andar por pasarelas de madera tallada y tintada en exóticos colores. Pasillos y corredores circulares recorrían la casa eliminando toda posibilidad de simetría. Enormes salas con suelos irregulares obligaban a los turistas a recorrer en sinuosas hileras las gigantescas habitaciones. Y finalmente, la gran atracción, un complejo dispositivo de espejos conectado por canalizaciones que comunicaban todas las habitaciones permitía examinar lo que había en cada una de las salas, si se sabía mirar en los múltiples reflejos. La descripción de la casa podría ocupar un volumen completo si quisiera detenerme en ella, tal era la complejidad del diseño de la misma, que no había vez en que la visitaras y no descubrieras algo nuevo de su construcción.

Durante bastante tiempo se jugó con la posibilidad de que la casa en si fuera la obra definitiva el artista, pero esto no tenía demasiado sentido, ya había realizado construcciones del mismo calibre, aunque tal vez no tan complejas, ciertamente si más hermosas. Las teorías sobre la obra póstuma del artista se sucedieron una tras otra mientras el número de visitantes crecía y crecía y el secreto se mantenía imperturbable dentro de la misteriosa edificación.

No hace más de unos meses que yo mismo descubrí la autentica magnitud de la póstuma obra de Don Antonio. La verdad, no quiero que penséis que es merito mío, en realidad fue fruto del azar que fuera yo quien se diera cuenta. En el sótano de la inmensa mansión se encontraba una sala que se denominaba el observatorio. Esta sala había sido diseñada para que solo una persona al mismo tiempo pudiera estar en ella. Desde un sillón que había en mitad de esa sala extrañamente ovalada, podían observarse dos cosas particularmente hermosas e increíbles:

La primera de ellas era que en el techo de la sala, casi justo encima de la silla había un túnel forrado de alguna maravillosa sustancia reflectante que conectaba con todos los espejos de la casa y permitía observar el continuo flujo de visitantes como si de hormigas se trataran, la visión estaba diseñada de tal manera que parecía que flotaran sobre tu cabeza.

La segunda de ellas era un pequeño pedestal sobre el cual, inmóvil en un contenedor, estaba uno de los diamantes mas grandes que jamás se hubieran visto flotando en una densa nube de gas. Un diamante tan grande e inaccesible, que no se había podido aun tasar mas que por aproximaciones. Aproximaciones que le daban un valor absurdamente astronómico.

Fue en la soledad de esa habitación, cuando desaté la obra definitiva del artista. Supongo que es fácil imaginar que mis intenciones nunca fueron lícitas. Es cierto que intentaba apropiarme del hermoso diamante, de hecho llevaba años preparando el golpe. En mis manos guantes aislantes para evitar posibles defensas eléctricas, en mi cara una máscara para evitar cualquier gas que conviviera con el diamante por muy venenoso que fuera y más de dos años de ensayos en mi casa en una reproducción lo más exacta posible de la sala. El hecho es que al levantar levemente el contenedor de la piedra, el gas que había en su interior inmediatamente entró en combustión. No se exactamente cual es la reacción química, o que tipo de dispositivo estaba instalado en ese contenedor, pero si se que salvé las manos y la cara por las protecciones que llevaba puestas. Atontado como estaba por la pequeña deflagración, me senté en el sillón y contemplé en todo su esplendor la obra del maestro Nogueraes.

No es de conocimiento común, pero los diamantes pueden arder, se necesitan temperaturas particularmente altas, pero arden, y al hacerlo emiten una luz muy hermosa. Sentado mirando hacia el cielo, y ligeramente alterado por la adrenalina que había desatado la pequeña explosión pude ver como un espectáculo de luz envolvía la casa y sus alrededores creando una figura perfecta que se extendía hasta donde mi alterada visión percibía y que jamás olvidaré. En muy poco tiempo, recibí a través de estos filamentos de luz violeta, toda la información que Don Pedro había guardado en la gema, las experiencias y vivencias que habían marcado s vida, sus inquietudes, sus esperanzas y sus miedos, en definitiva, su esencia. Al reflejar la luz producida por el fuego de diamante, la patina reflectante que cubría todos los conductos de la casa quedo opaca consiguiendo completar la obra maestra del Maestro y hacerla irrepetible.

Había logrado esculpir un alma.

5 comments:

Anonymous said...

Me ha gustado. Por un momento pensé que la obra última era, precisamente, el misterio que había conseguido general en torno a cuál había sido su obra última.

Anonymous said...

más más más más más más

Luxxor said...

¿Viene la inspiración de alguna película de Ciencia ficción?

Se me ocurren varias que podrían servir ;P

Interesante la descripción de la casa.

joako said...

Pues en este caso fue algo de lo mas original, simplemente pensé cual sería la mayor experesión de arte posible y una cosa llevó a la otra. Lo cierto es que barajé muchas otras opciones para la tarea. Si quieres una fuente "V de Vendetta" ;)

Luxxor said...

Curiosa elección de fuente, lejos de las que yo había pensado, pero tras pensarlo, mucho menos banal y más interesante que mis opciones.

Aunque para V prefiero otro enfoque, que es el de la formacion(¿instrucción?) más que el de la escultura. La relación V-Evey es el centro del argumento, con cosas muy de mi agrado girando alrededor: el desarrollo del espiritu crítico, el no-conformismo, la anarquía y por supuesto... ¡¡La revolución!!

Fragmento de una entrevista de Alan Moore sobre V:

"I didn't want to tell people what to think, I just wanted to tell people to think, and consider some of these admittedly extreme little elements, which nevertheless do recur fairly regularly throughout human history."

¡¡Alan Moore rules!!