Este relato aparece después de llevar a cabo una breve sesión sobre creatividad aplicada. La verdad es que en el momento me pareció bastante bueno, mas tarde desde una perspectiva un poco menos eufórica, mi opinión se moderó un poco, y ahora, teniendo en cuenta las condiciones y el tiempo empleado (5 minutos), me vuelve a parecer aceptable. Sobre todo el aire que tiene al tipo de relatos que leía cuando era pequeño (cuentos populares rusos etc...)Se me ocurre que la frase del final no cierra el relato convenientemente por lo que si alguno de los lectores (uno de los dos) quiere marcarse un final en forma de párrafo, desde estas escasas líneas le animo a ello. ^_^---------------------
Un camino de ida y vuelta
Érase una vez un viajero solitario cuyo mapa estaba anticuado. Caminaba por sendas esquivas sin muchas veces preguntarse si existiría algún atajo.
-Todos los caminos merecen ser andados – Respondía cuando le preguntaban porqué daba tantas vueltas.
Un día, al entrar en una región montañosa y nevada, una terrible tormenta se desató sobre él, calando su ropa, su cuerpo y sus huesos hasta empaparlo por completo.
-Nubes, ¿por qué me quitáis la luz? – Preguntaba incesante. – Lluvia, ¿por qué me empapas sin piedad?
Incesantes fueron sus preguntas y ninguna respuesta obtuvo mientras cruzaba los fríos y tormentosos parajes de la montañosa y nevada región en la que se encontraba.
En el mismo centro de aquella cordillera se encontraba la montaña más alta de todas. Tan alta era aquella cumbre que quedaba por encima incluso de las inclementes nubes que día tras día descargaban su lluvia contra él y desde ese punto cenital, en la lejanía se adivinaba la costa y el infinito mar.
No fue hasta el día en el que alcanzó aquella cima que descubrió las respuestas a sus interrogantes.
-Ocultáis mi sol y empapáis mi cuerpo porque está en vuestra naturaleza, sois así y nada de lo que yo haga podrá cambiaros. Pero pronto volveréis al mar de donde habéis venido y entonces estará en mi mano decidir si quiero vuestra humedad de nuevo.